La ansiedad no es algo negativo de por sí, es una reacción emocional, un mecanismo de defensa que tiene nuestro organismo, que nos prepara fisiológicamente, para reaccionar bien huyendo o bien atacando, ante situaciones que percibimos como amenazantes .Este mecanismo de preparación para la acción, ha sido fundamental para la supervivencia de nuestra especie.
La ansiedad se inicia cuando nuestra mente, nuestro cerebro, percibe que hay una situación que interpretamos como amenazante para nosotros, lo que lleva a que nuestro organismo, responda con reacciones fisiológicas para afrontar ese peligro, reacciones como aumento de la frecuencia cardíaca, de la frecuencia respiratoria, de la tensión muscular, del nivel de sudoración, etc., que lleva a muchas personas lo interpreten como síntoma de que algo no está funcionando bien en ellos.
Esta activación de nuestro organismo es importante, cuando existe un peligro real; el problema aparece cuando tendemos a interpretar como amenazante todo lo que nos rodea, tanto desde el punto de vista físico, como psicológico y esa tendencia a vivir nuestra vida como una permanente amenaza, nos lleva a que la ansiedad deje de ser adaptativa y se convierta en patológica, dando lugar a una sensación de inquietud permanente, a la aparición de diversos trastornos psicológicos, como las fobias o a la provocación de reacciones dramáticas por un incremento exagerado del nivel de ansiedad, como en las crisis de ansiedad o ataques de pánico.