Las fobias son miedos intensos irracionales a objetos, lugares o situaciones, que el sujeto trata de evitar, para no sentir las reacciones de miedo, pero cada vez que la persona evita y no se enfrenta a esa situación, hace más fuerte el miedo y lo consolida.
Los miedos pueden tener un origen biológico, filogenético, como respuestas a situaciones u objetos que han sido peligrosos para nuestra especie; pueden aprenderse por imitación de los miedos que han presentando personas de nuestro entorno y lo más frecuente es que se adquieran por la asociación entre esa situación u objeto y una experiencia de ansiedad, que nos ha generado miedo.
Una vez que hemos aprendido una reacción de miedo hacia un objeto o situación, tratamos de evitar encontrarnos ante su presencia, por lo que cada vez el miedo se va agrandando más y mayor es nuestra percepción de nuestra incapacidad o incompetencia para poder superarlo.
Aunque todos en mayor o menor medida tenemos miedo a algo, las fobias han de ser tratadas psicológicamente, cuando la persona tiene dificultades para poder adaptarse adecuadamente a su vida ordinaria y la estrategia más efectiva es hacer posible, que el sujeto se vea capaz con aproximaciones graduales y sucesivas de hacer frente a ese objeto o situación de miedo, evitando la respuesta de huída.
Las fobias más frecuentes son a animales; situaciones como a volar, a conducir, a subir en ascensor, espacios abiertos o cerrados; miedo a heridas, sangre, jeringuillas, visitas al dentista o fobias sociales, como temor a relacionarse con otras personas.